Que hay casi mil distribuciones GNU/Linux censadas a día de hoy en Distrowatch es un hecho. Fríos números que a la gran mayoría de usuarios les parecen, a todas luces, excesivos. Lo cierto, a poco que uno se pare a pensar, es que tras los guarismos hay personas muy distintas, desarrolladores que se embarcan en la compleja aventura de crear un sistema basado en otro, con peculiaridades que obedecen, en muchas ocasiones, a necesidades de esos propios creadores. Pero en otras oportunidades topamos con personas que desean simplificar la vida a los demás ofreciendo sus conocimientos al servicio de la comunidad. Tal es el caso de Francisco Luque, más conocido por Frannoe, a quien sigo en su blog/web, Debian cosillas desde que su temática principal versaba sobre Ubuntu y quien un buen día se lanzó a la piscina con su propia distribución, DMDc (Debian Mate Desktop cosillas).

Aunque nunca he usado la distribución como principal, sí que he observado de cerca su evolución. Creo que el cariño y la dedicación que Frannoe y sus colaboradores le ponen a su obra bien merecen un artículo de revisión, de modo que a ello vamos. Desde que Sparky Linux decidiera centrarse en entornos aún más ligeros, como LXDE, Openbox o E19, los amantes de Debian y el escritorio MATE adolecían de una distribución que se lo diese todo hecho desde el comienzo. Ésa es, precisamente, la principal virtud de DMDc.

Instalación

Podemos descargar el sistema para dos arquitecturas diferentes, 32 bits (PAE) y 64 bits, en la propia web del proyecto en SourceForge. Existe también una versión con escritorio KDE llamada, por supuesto,  DKDc y mantenida por Javier, un colaborador de la web, cuya última versión data del mes de agosto pasado. Lo que esta edición de DMDc nos brinda es la posibilidad de gozar de una Debian estable o testing, dependiendo de nuestra elección en el instalador, con bastantes programas y utilidades listas para funcionar.

El mencionado instalador es obra de Frannoe, quien con más de mil líneas de código nos facilita la tarea. Se trata de una aplicación muy sencilla de utilizar, enfocada al usuario novel, por lo que se quedará algo corta para aquellos que deseen un mayor control sobre cuestiones tales como el tipo de partición (trabaja únicamente con ext2, ext3 y ext4) o el encriptado del disco. Aunque claro, ése no sería el «usuario objetivo» a quien esta distribución se dirige.

Durante la instalación, un mensaje me avisa de que se detectan menos de 2 Gb de RAM en mi equipo, algo que no es real (tengo 4 Gb) y me insta a la creación o el uso de una partición de intercambio. Llegado el momento de escoger entre Jessie (actual estable) o Stretch (actual testing), me decanto por la última, al ser una rama actualmente congelada en espera de convertirse en la nueva versión estable, la 9.0, de Debian. Frannoe recomienda a los usuarios con menos conocimientos que hagan justo lo contrario, esto es, mantenerse en la rama más segura.

En la sesión en vivo no dispongo de conexión a Internet, pues mi adaptador inalámbrico «de repuesto», pese a ser detectado y encontrar mi red doméstica, pierde el enlace y no soy capaz de que vuelva a conectar. Es un problema menor, pues en los más de 2 Gb de la imagen de DMDc viene todo lo necesario, sin que se precise una conexión a la red para dejar el sistema instalado y listo para trabajar.

Diseño

Aspecto tremendamente peculiar el de esta distribución, reconocible a la legua. Para empezar, además de un panel tradicional de MATE en la parte superior, nos encontramos con dos paneles Tint2 (popularizados en el gestor de ventanas Openbox), uno a la izquierda a imagen y semejanza de Unity, y otro en la parte inferior. El superior incorpora el menú y los indicadores de la barra de tareas en el orden menos común (el primero a la derecha y los segundos a la izquierda), junto con botones para apagar el equipo y cerrar la sesión. El panel inferior nos muestra la fecha y hora, los espacios de trabajo y las ventanas abiertas, con iconos para cambiar rápidamente el compositor de ventanas de Marco a Compiz y viceversa. Compiz… cómo se nota que los viejos roqueros te seguimos echando de menos. Por último, el panel lateral izquierdo se utiliza para los lanzadores de los programas más utilizados.

Por si fuera poco esta original disposición, las tonalidades púrpuras y grises, con colores predominantemente oscuros de los temas propios de la distribución, si bien no serán del agrado de todos por su estética, sí que resultan muy eficaces a la hora de reducir la fatiga visual. En cualquier caso, esto es algo fácilmente solucionable desde el módulo «Aspecto» del menú principal. En cuanto a los iconos, se trata de los afamados, aunque algo en desuso a día de hoy, Faenza (en su versión Faenzawolfe).

Completa el curioso conjunto una aplicación de reloj y calendario, a medio camino entre un Desklet y un Conky, que luce en la parte derecha de la pantalla. Se trata de Rainlendar Lite, en su versión gratuita que muestra y permite crear eventos para nuestros calendarios locales, si bien habremos de adquirir una licencia (unos 10 euros) para poder sincronizar con Google Calendar u otras soluciones en la nube.

Respecto al renderizado resaltar que no es el más adecuado para mi gusto. Pero tranquilos, que también tiene fácil arreglo, aplicando esta solución de Yoyo Fernández y escogiendo el filtro LCD en «Apariencia».

Software

Con DMDc tendremos una de las últimas versiones del kernel, la 4.9.0, en su vertiente Liquorix, que incluye una serie de modificaciones orientadas a mejorar la experiencia en equipos de escritorio. Nunca lo había probado, pero la verdad es que apenas he notado diferencias con el kernel normal y, para colmo, en las pruebas de rendimiento ofrece unos resultados bastante discretos. Supongo que no será el caso en los equipos de Frannoe, que lo habrá incluido en su distribución por algo. Pero es lo que ocurre en el mío y así lo cuento.

La versión de MATE que actualmente incorpora DMDc es la 1.16.1. Tenemos, además, una ingente cantidad de software disponible de inicio: Firefox, Geary, Telegram, Catfish, Synaptic, Gimp, Kodi, Curlew (convertidor multimedia que desconocía), Parole, Banshee, Shutter, LibreOffice, Tixati… aplicaciones todas ellas de lo mejorcito en cada campo.

Hardware

El problema acaecido con mi adaptador inalámbrico «suplente», con chipset Realtek, dio paso a un nuevo inconveniente cuando salió a jugar el titular, un TP-Link. Al igual que me ha ocurrido últimamente con distribuciones como Fedora u openSUSE, tras compilar e instalar el controlador todo parece funcionar bien y el equipo encuentra las redes y se conecta. Tras el primer reinicio, ya no ocurre así, y el único modo de poder usar mi WiFi pasa por escoger la opción de «Conectar a una red inalámbrica oculta» y rellenar los datos manualmente. Aun así, con cada nuevo inicio del sistema hay que repetir estos pasos o no habrá conexión. Como digo, no es un error achacable a DMDc, pienso que hay alguna incompatibilidad en las últimas versiones de NetworkManager que me están haciendo la puñeta a base de bien. Solución: instalar otro gestor de red, como Wicd.

Con los controladores propietarios para la gráfica NVIDIA también encontré un inconveniente: el módulo «Controladores adicionales» abre Synaptic, pero no permite la instalación de los mismos. Si vas a hacerlo a lo tradicional, tirando de consola, te encuentras con que el paquete nvidia-settings entra en conflicto con ubuntu-drivers-common. Desinstalando este último se deshace el entuerto.

El resto de aparataje funciona de serie, excepto la impresora, para la cual necesito, como siempre, instalar la interfaz gráfica de HPLip. En el caso de DMDc es preciso descargar, además, los paquetes pyqt4 y pyqt5 si queremos que dicho programa se inicie.

Estabilidad y rendimiento

A pesar de que he experimentado una serie de errores que detallo en el siguiente apartado de este artículo, no puedo sentenciar que DMDc es una distribución inestable. Para nada. Tampoco sería justo no tolerar algún que otro problema menor, teniendo en cuenta que he escogido, voluntariamente y a sabiendas de lo que podía implicar, la rama en pruebas.

El asunto del rendimiento es harina de otro costal. Normalmente todas las distribuciones que analizo aquí o en mi blog personal suelen puntuar por debajo de Ubuntu 14.04 en Phoronix Test Suite. Utilizo como referencia esa versión en concreto del sistema de Canonical porque en mi equipo, con sus características concretas que aparecen detalladas al final del texto, es la que ofrece mejores prestaciones. Pues no sé si el kernel Liquorix tendrá que ver en ello, el caso es que DMDc pierde en las cuatro pruebas del benchmark, algo poco habitual, pues siempre hay algún apartado en que Ubuntu no se impone. En la prueba gráfica, que realizo con Unigine Valley, no puedo aportar datos al haber sido incapaz de hacerla funcionar por un problema con una librería.

En ningún caso el resultado de estas probaturas significa que DMDc no vaya fluido o funcione con rapidez. El desempeño en tareas informáticas cotidianas es muy bueno y la impronta en RAM al inicio, con los controladores propietarios, es de tan solo 550 Mb.

Errores encontrados

Como en todas las distribuciones que instalo en mi hardware, hay algún que otro error emborronando la experiencia. A saber:

El problema con los adaptadores inalámbricos. Tanto el de la marca Conceptronic como el de TP-Link tienen un comportamiento errático. O bien no encuentran redes o, aún encontrándolas y conectándose, acaban por perder la señal. Insisto, me ha ocurrido con casi todas las distribuciones probadas últimamente, creo que solo se libran Maui y Chakra (y en esta última hace tiempo que no se actualiza el corazón del sistema), además de las basadas en Ubuntu 14.04. No creo, por tanto, que sea algo imputable a DMDc y sí al gestor de red.

Pantallazo negro en uno de los reinicios. Algo que también experimenté, si no recuerdo mal, con Fedora 25. Hasta el mejor escribano echa un borrón y éste yo lo apuntaría en el debe de systemd. De los varios reinicios a los que sometí al equipo, solo ocurrió en una ocasión.

Fallos diversos en algunos programas. Que un software falle no siempre es responsabilidad del sistema operativo, si bien es cierto que he sufrido varios errores que no suelen ser habituales en otras revisiones. Por ejemplo, Banshee finaliza de golpe al intentar importar mi colección de música (solución: usar Clementine o cualquier otro reproductor/gestor de colecciones), VLC me hace un cuelgue que precisa reinicio a golpe de «REISUB» (me ha ocurrido en más distros, fallo del programa, supongo) o una violación de segmento en Cheese que lo hace cascar.

Conclusiones

Cuando una distribución cuenta con un pequeño equipo de trabajo resulta del todo comprensible que se produzcan problemas en ciertas partes del sistema. No es posible, ni aunque Frannoe dispusiera de 36 horas al día en lugar de 24, probar todos y cada uno de los paquetes que componen DMDc. Me interesa recalcar esto, porque creo que la mayoría de errores que me he encontrado tienen poco que ver con la distro en sí y mucho con el hecho de haber escogido la rama testing (culpa mía, lo siento mucho, no volverá a suceder) o con software de los repositorios de Debian.

Pero no quiero que estas nimiedades empañen el gran trabajo del equipo de DMDc. No tienen una gran audiencia, los de Distrowatch no parecen echarles mucha cuenta (la solicitud de ingreso data de 2013) y ellos siguen a lo suyo, una tarea que puede parecer desagradecida, pero que los usuarios del sistema saben reconocer y así se lo hacen saber en su web.

Y me reafirmo en el argumento con el que abría el artículo. Si Sparky Linux llegó a tener cierta popularidad en su apuesta por un Debian testing con MATE preparado para su uso en equipos de grandes o pequeñas prestaciones, ¿por qué habría de ser DMDc menos? Me parece una interesante opción para aquellos que buscan un sistema listo desde el primer inicio que ni tan siquiera precisa de una conexión a Internet por la gran cantidad de herramientas que trae, algunas de las cuales no he mencionado por falta de espacio, y con una singular manera de disponer los elementos visuales que puede llegar a encandilar más cuanto más se usa. Un aspecto distintivo que es, como poco, bastante original y además fomenta la productividad.

Me parece, de hecho, un Debian hecho a medida, a la de su creador en este caso, que con el tiempo que lleva en estas lides creo que del tema sabe un poquito. Si os gusta Debian y el escritorio MATE os animo a que la descarguéis, la probéis y entre todos echemos una mano en la detección de errores, algo que se torna muy complicado cuando la base de usuarios es pequeña. Enhorabuena al equipo por el gran trabajo y espero que sigan mucho tiempo en la brecha.

Salud

El análisis se ha realizado en un equipo de sobremesa con las siguientes especificaciones:

  • Procesador AMD A8 3870 Black Edition
  • Placa base Gigabyte A75-UD4H
  • Chipset AMD Family 12h Root Complex
  • 4 Gb de Memoria RAM (2×2, marca Kingston)
  • Tarjeta gráfica dedicada NVIDIA Geforce GT 610 1024 Mb
  • Audio ATI R6xx HDMI
  • Monitor Hyunday L70S+
  • Disco duro externo Western Digital WD5000AAKX-6 de 500 Gb
  • Impresora HP Laserjet 1018
  • Escáner HP Scanjet G2710
  • Webcam Hércules Dualpix Exchange
  • Adaptador de red Realtek RTL8111/8168
  • Adaptador de red inalámbrica TP-Link WN822N

Todas las imágenes que aparecen en este artículo son capturas de pantalla o fotografías tomadas por el propio autor. Se pueden compartir libremente citando la fuente.

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Frannoe

Hola soy Frannoe. Muchas gracias por el artículo Enrique. Te lo agradezco de verdad, por este articulo pero sobre todo tu pollo, reconocimiento y consideración hacia el gran esfuerzo y trabajo que me cuesta el mantener aún vivas tanto a DMDc como a la Nueva DKDc.
Un abrazo.

ApoLinux

Felicitarlos por lo que hacen por la comunidad, gran trabajo Frannoe! …estoy aprendiendo mucho de ustedes.