Nos queda un componente más de los tres que constituyen las partes esenciales de una cámara fotográfica. La tercera pieza indispensable es la que une a las otras dos (sensor y objetivo), dándonos además el acceso necesario para controlar sus parámetros. Y además cuenta en su interior con otros mecanismos fundamentales para comprender el funcionamiento de una cámara y aprender a utilizarla correctamente. Esta primera parte la dedicaré a los aspectos «externos» de los cuerpos de cámara, mientras que la siguiente entrega se adentrará en sus interioridades.
El cuerpo de la cámara tiene diversas funciones en el trinomio que hemos establecido. por un lado, el cuerpo es un recipiente que cubre y protege al sensor fotográfico y al resto de componentes mecánicos y electrónicos que permiten funcionar a la cámara en sí. Por otra parte, sirve para conectar al sensor con el objetivo, de forma que queden alineados de la manera más estable y estanca posible; su tercera función, y quizá la que más interese al usuario, es la de servir de interfaz para controlar los diversos mecanismos y funciones con los que cuenta todo el conjunto.
Antes de adentrarnos en sus interioridades, vamos a echar un vistazo al exterior del cuerpo. Por razones evidentes, no voy a definir con detalle toda la parafernalia de botones, ruedas, palancas y demás artilugios que contienen; así que daré unas pinceladas superficiales, intentando al menos mencionar los componentes que los cuerpos de todas las marcas tienen en común. Vuelvo a insistir en que hago referencia a las cámaras réflex, aunque en este caso la descripción siguiente puede extenderse, con las oportunas salvedades, a cámaras de otros tipos.
El frontal
Esta zona está fundamentalmente dedicada a la segunda función que mencionaba más arriba: cuenta con un orificio en el que podemos insertar nuestros objetivos, y con un botón que permite su anclaje seguro. Este orificio, también llamado «montura«, suele «estandarizarse» para cada marca comercial, por lo que, en líneas generales, los objetivos antiguos de un fabricante determinado servirán para nuestro último modelo de cuerpo, si es de la misma marca y hemos verificado que la montura es del mismo tipo. Como nota práctica, las monturas cuentan con una marca (generalmente un punto blanco o rojo) que debe ser alineado con otra marca situada en el objetivo para su correcto anclaje. Si no alineáis ambos puntos, el resultado puede ir desde un anclaje imposible hasta la completa destrucción del cuerpo, del objetivo, o de ambos, con la consiguiente vergüenza eterna que esto acarrea. Así que ojo a las marcas.
Por lo demás, los frontales de los cuerpos de cámara son superficies bastante aburridas…. Lo único llamativo es la protuberancia que, indefectiblemente en la lado derecho del cuerpo, sirve para proporcionar una superficie de agarre «ergonómico» a este, de forma que, gracias a su forma y la superficie rugosa o «gomosa» que la recubre, permite sujetar con fuerza y precisión la cámara. Esta superficie, denominada «empuñadura» o «grip» es otra prueba más de la flagrante discriminación a la que se ven sometidos los zurdos. ¿Alguien conoce algún cuerpo con la empuñadura a la izquierda?
Los laterales
Tampoco es que los lados sean mucho más interesantes. Suelen estar dedicados a alojar compartimentos para las conexiones externas y para las tarjetas de memoria. sobre los primeros me podría extender más de lo conveniente, pues en la actualidad las posibilidades de conectar nuestra cámara con otros dispositivos son bastante grandes:
- Salidas de vídeo: bien sea por componentes o a través de los modernos HDMI, sirven para proporcionar una conexión entre nuestra cámara y un monitor, algo muy útil para determinadas modalidades de fotografía (como la de estudio, por ejemplo) o la grabación en vídeo si la cámara dispone de esta función.
- Entradas para micrófonos: relacionada con la anterior posibilidad, si nuestra cámara es capaz de grabar vídeo, también tendrá un micrófono integrado para recoger el correspondiente audio; estos micrófonos no suelen ser de una gran calidad, y además cuentan con el hándicap de capturar también los ruidos propios de los mecanismos fotográficos (sobre todo el autoenfoque), lo cual hace recomendable acoplar un micrófono externo.
- Conexión de datos: generalmente una clavija USB, para conectar a un ordenador y facilitar así el volcado de datos, o para soluciones más sofisticadas, como el tethering (que consiste en controlar los parámetros de la cámara no mediante su interfaz natural, sino mediante un software externo).
Sobre el segundo tipo de compartimentos no hay demasiado que decir: cada marca elije para sus diferentes modelos un tipo de tarjeta determinado (aunque poco a poco parece que las tarjetas tipo «SD» en cualquiera de sus modalidades se están imponiendo casi como estándar de facto), y las únicas particularidades estriban en la posibilidad en las cámaras de gama profesional de contar con más de una ranura de inserción. Si alguno de vosotros se está preguntando por qué no doy más detalles y/o recomendaciones sobre este asunto de las tarjetas de memoria… todo llegará, a su debido tiempo, no desesperéis.
La parte inferior
Creo que ya habéis descubierto mi truco: estoy dejando las partes interesantes para el final. De hecho, con la parte inferior del cuerpo de la cámara creo que he tocado fondo en este capítulo, porque esto sí que es un erial: además de encontrarnos con el compartimento para la batería (fascinante, sí), lo único relevante aquí es la rosca para la fijación de trípodes u otros objetos (expansiones de batería, extensiones de la empuñadura o grip, sujeciones varias). Por suerte, esta rosca sí que cuenta con una circunferencia estándar, así que, en teoría, cualquier tipo de trípode sirve para cualquier modelo de cámara. Si alguno está realmente interesado en esto de los estándares, la autoría de la rosca de nuestros trípodes correspondería, en primera instancia, al ingeniero inglés Joseph Whitworth, inventor de las medidas de las roscas que llevan su nombre.
En concreto, la rosca de los trípodes de cámaras fotográficas o de vídeo corresponde con la norma DIN4503, muy similar a la rosca Withworth de un cuarto de pulgada.
La parte superior
¡Albricias! ¡Por fin algo de interés! La parte superior del cuerpo cuenta con algunos de los elementos más importantes de toda la cámara. En primer lugar, nos encontramos con un protuberancia que cumple varias funciones al mismo tiempo: por un lado, alberga el flash incorporado en el cuerpo, que se despliega automáticamente en determinadas circunstancias, o a voluntad si así lo desea el fotógrafo. encima de esta protuberancia tenemos, además, unas guía metálicas que se denominan «zapata», cuya función principal es la conexión de un flash externo, pero también otros accesorios (micrófonos de tipo «escopeta«, monitores, etc.).
Pero es a la derecha de la parte superior, justo sobre la empuñadura, donde disponemos de controles verdaderamente críticos: en esta posición suele situarse el disparador, que es un botón de generosas proporciones que nos permite, gracias a su «pulsación en dos pasos» enfocar y, por fin, hacer una fotografía. Generalmente cerca del disparador se sitúan otros controles importantes, para estar al alcance de los dedos en el momento de la toma: el selector de modos de fotografía, el dial o diales de exposición (que controlan parámetros como la apertura del diafragma y/o la velocidad de obturación), y otros. En modelos de gama alta, también podemos contar con una pantalla de cristal líquido que nos brinda información sobre la exposición y otros parámetros. Sobre este concepto de exposición, fundamental en el mundo de la fotografía, hablaré más adelante, naturalmente. El botón o palanca de encendido también suele encontrarse en esta zona.
Como veis, el diseño de los cuerpos está pensado para que las funciones más importantes puedan realizarse con una sola mano y con la cámara cerca de la cara del usuario, en «posición de disparo». Este diseño ergonómico hace que la disposición de las funciones más importantes sea prácticamente idéntica en todos los modelos de todos los fabricantes, y es lo que me está permitiendo escribir esta descripción sin volverme loco del todo.
Es en esta zona superior donde pueden advertirse las principales diferencias entre cámaras réflex de gama profesional y las de gama media o de entrada. En primer lugar, la aparición o no de una pantalla adicional, pero sobre todo la inclusión de uno o varios diales de exposición son las marcas definitorias que separan externamente unos modelos y otros. En este sentido, las gamas profesionales cuentan siempre con más controles de tipo «físico y directo», mientras que las gamas inferiores se tienen que conformar con controles indirectos (teclas de función que tienen que apretarse al mismo tiempo que se gira el dial, por ejemplo) o mediante software. De este modo, además de por su mayor tamaño, las cámaras réflex de gama profesional se pueden identificar de un vistazo, pues generalmente cuentan con más «ruedecitas» que una réflex de gama media o baja.
La parte trasera
Probablemente la cara más impactante de toda cámara digital sea el frontal la trasera (gracias a Gustavo por avisar del error). Aquí se acumulan botones, palancas, pantallas y demás dispositivos de muy variada condición y uso. De hecho, toda esta zona constituye la verdadera «interfaz» de la cámara, entendida como la vía de comunicación «usuario-cámara»: desde los diferentes controles vamos a poder, por un lado, controlar los parámetros de configuración de nuestro dispositivo; por otra parte, nos permitirá comprobar que la toma se realiza de manera correcta en todos sus aspectos: composición, exposición, etc. Por último, en esta zona podremos comprobar el «estado de salud» de la cámara, así como configurar opciones de funcionamiento interno. Vamos a verlo todo por partes.
Los botones
Aunque parezca mentira, toda la botonera que rellena la superficie de la trasera del cuerpo no tiene, en principio, una importancia inmediata para la toma fotográfica en sí. En realidad los botones son accesos a diferentes apartados de configuración y mantenimiento que no se utilizan o no tienen una importancia fundamental en el momento crítico de la toma fotográfica. Los diferentes botones pueden agruparse en las siguientes categorías:
- Botones de gestión de carrete: entendiendo «carrete» como el dispositivo de almacenaje (la tarjeta de memoria) donde se albergan las fotos que vamos tomando. Podremos encontrar botones que nos permiten acceder a la galería de fotos, aumentar o disminuir el tamaño de visualización, borrarlas, etc.
- Botones de configuración de cámara: generalmente un botón de menú (o varios botones dedicados) que nos permite configurar diversos parámetros de funcionamiento de la cámara: gestión de batería, modos de visualización de información en pantalla, duración de la pantalla encendida, entrada en suspensión… son elementos que se pueden considerar secundarios pero que ayudan a configurar el funcionamiento de la cámara de manera óptima.
- Botones de funciones extras: Bajo este nombre se pueden agrupar funciones que sí afectan a la toma pero que no suelen ser primordiales para la toma fotográfica en sí: podemos encontrar botones de configuración de disparo (en ráfaga, disparo único, temporizadores, etc.), de accionamiento a distancia, de bloqueo de enfoque…
- Botones dedicados a funciones de vídeo: en cámaras de última generación, que incorporen función de grabación de vídeo, podemos encontrar botones dedicados a acceder a estas funciones y a parámetros específicos.
- Liveview: Este es un botón que permite acceder a la visualización «en directo» de la imagen que entra por el objetivo e impacta en el sensor. Su funcionamiento implica una serie de mecanismos un tanto complejos, como el levantamiento del obturador, de los que hablaré más adelante. El liveview permite ajustar parámetros y componer la imagen sin necesidad de utilizar el visor.
La cruceta o «joystick»
Este es un «botón» muy particular que merece mención aparte. En realidad se trata de un conjunto de botones dispuestos en forma de cruz (o rosa de los vientos, si incluyen diagonales) y que se convierte en uno de los protagonistas de la zona trasera del cuerpo. El uso de la cruceta es híbrido, pues está diseñada tanto para interactuar con las funciones internas de la cámara como controlar algunos parámetros importantes durante la toma:
- Con la cruceta podemos navegar por los menús de configuración; generalmente también cuenta con un botón de «ok» con el que podemos acceder a un parámetro específico y aceptar los cambios que introduzcamos en este.
- La misma cruceta también nos permitirá ajustar el punto de enfoque, en las cámaras que cuenten con sistemas de enfoque puntual seleccionable (lo veremos más adelante en este mismo capítulo).
La pantalla
No se puede concebir la tecnología digital sin la existencia de pantallas. Son las que nos permiten tener una interfaz cómoda de acceso a toda la información que es capaz de proporcionarnos cualquier dispositivo, y las cámaras digitales no podían ser menos.
Como ocurría con la cruceta descrita anteriormente, la pantalla tiene un doble uso: nos servirá como visualizador de las opciones internas de la cámara, tras apretar el botón de menú (o equivalente, según el modelo) y también nos mostrará información sobre los parámetros de la toma, exposición y otros controles. Vamos a entrar en detalles sobre estos últimos; cuando estamos a punto de tomar una fotografía la pantalla nos mostrará una serie de informaciones, representadas de formas diversas pero que pueden englobarse en cuatro grupos diferentes:
- Estado de la cámara: carga de la batería, número de tomas que puede almacenar la tarjeta de memoria, etc.
- Exposición: sí, ya sé que este es un concepto recurrente sobre el que llevo eones diciendo que ya hablaré… de momento voy a adelantar que se refiere a los parámetros de ISO, apertura del diafragma (de los que ya he hablado) y velocidad de obturador (del que hablaré muy pronto).
- Exposímetro: representado generalmente como una regla con los símbolos «-» y «+» a izquierda y derecha respectivamente, y el número cero en el centro. Representa la subexposición y sobreexposición de la toma en función del tipo de medición que estemos haciendo y los parámetros de exposición configurados.
- Otros parámetros de la toma: Mediante iconos y números se representan en este apartado diversas configuraciones: Calidad de imagen, modo de enfoque, modo de medición, compensación de exposición, activación de flash…
El visor
La pantalla resulta muy útil, por su tamaño y atractivo visual, para configurar la cámara antes de la toma. Sin embargo, especialmente en las cámaras réflex, no hay forma más recomendable de ajustar la toma que la «clásica»: esto es, acercando el ojo al visor y controlando la exposición con el ojo solo pendiente del encuadre y no de la cámara. Para ello contamos con el visor, que es la ventana a través de la cual podemos observar lo que está «viendo» nuestra cámara. Sobre esta cuestión, no obstante, abundaré en la siguiente entrega, pues hay más miga de lo que parece.
Además de resultar fundamental para calcular el encuadre, los visores modernos cuentan con un sistema de visualización de información mediante la inclusión de una pequeña pantalla LCD. De esta forma, la información más importante en el momento de la toma (fundamentalmente, lo relativo a la exposición) se puede ver sin necesidad de separar el ojo del visor:
Como podemos observar en la imagen superior, el visor no muestra tantos datos como la pantalla principal, pero sí los necesarios para poder tomar las decisiones de ajuste oportunas sin desviar nuestra mirada del objeto a fotografiar. Por esta razón, es conveniente acostumbrarse a fiarse de la información que proporciona el visor, y aprender, en la medida de lo posible a exponer usando este medio antes que la pantalla principal, que en la mayoría de las ocasiones supone una pérdida de tiempo.
Hasta aquí la primera parte dedicada al cuerpo de la cámara; hasta ahora nos hemos quedado con las características externas o superficiales de estos componentes; la intención de este artículo es que a partir de ahora, el lector de esta serie sea capaz de establecer un «mapa mental» de los controles de su cámara, y que sepa qué tiene que buscar a la hora de adquirir un cuerpo nuevo. Como dije al principio, las variaciones de forma y contenido de los controles y diseño de las cámaras digitales, siendo amplias, están limitadas por cuestiones de ergonomía, así que, en conclusión, todo lo que he mencionado aquí, o prácticamente todo, se puede aplicar de manera más o menos universal a cualquier cuerpo de cámara. En la siguiente entrega, y siguiendo la misma filosofía les abriremos las tripas a los cuerpos de cámara y examinaremos qué se cuece dentro de estos amasijos de plástico y metal. Con suerte, aprenderemos algunas cosas por el camino.
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Hola jenOfOnte!
Como desde el primer capítulo vengo disfrutando de tu claridad y buen humor, lo cual agradezco grandemente.
Esto que escribo es para comentarte que creo haber encontrado un pequeño error en el texto. En el párrafo «La parte trasera» pones «Probablemente la cara más impactante de toda cámara digital sea el FRONTAL.» Entiendo que debería decir «la trasera», no? Si entendí mal pido disculpas!!!
Gracias de nuevo y espero el próximo capítulo!!!