FLAC: El cuerpo (II)
En la entrada anterior le echábamos un vistazo al exterior del cuerpo de la cámara. Ahora vamos a adentrarnos en el interior de este componente, para observar sus mecanismos internos más importantes.
En la entrada anterior le echábamos un vistazo al exterior del cuerpo de la cámara. Ahora vamos a adentrarnos en el interior de este componente, para observar sus mecanismos internos más importantes.

Ya vamos entrando en materia… A partir de este artículo y durante algunos más me dedicaré a repasar los elementos de «hardware» cuyo control es imprescindible para obtener nuestra ambicionada fotografía «de calidad». No son demasiados si somos estrictos en cuanto a su importancia. En cualquier caso, la cantidad de cachivaches y adminículos que constituyen esta cara afición podría extender esta «serie dentro de la serie» hasta el infinito. Así que vamos a centrarnos en lo imprescindible: sensor, objetivo y cuerpo de la cámara.
En la entrega anterior hacíamos un repaso de algunos elementos básicos relacionados con la tecnología que encierra el interior de nuestras queridas cámaras de fotos, en concreto lo relacionado con el sensor. En el artículo de hoy vamos a seguir profundizando en este importante asunto, adentrándonos en conceptos un poco más complejos, pero no por ello menos necesarios. Agarraos fuerte, que vienen curvas conceptuales.
En esta entrega nos vamos a adentrar de lleno en las diferentes fases del flujo de trabajo que insinué en el capítulo anterior. Y trataré de demostrar que las docenas de artículos anteriores tienen algún sentido: en la fase de observación que vamos a empezar a examinar hoy saldrán a la palestra muchos de los conceptos que ya hemos ido conociendo a lo largo de FLAC.
Tras las últimas entradas de esta serie espero haber depositado en vuestras mentes la idea de que los sensores digitales de nuestras cámaras son el resultado de un delicado compromiso entre matemática avanzada, compleja ingeniería, y reducción de costes. El resultado de esta combinación son unos dispositivos que, a nuestros ojos, se comportan muy bien en casi cualquier circunstancia. Pero todo tiene un límite. Si en el artículo anterior conocíamos uno de los problemas de nuestros sensores (el rango dinámico), hoy nos vamos a encarar con uno de nuestros peores enemigos: el dichoso ruido.
La tarea de archivo de fotografías no se podía solucionar en una sola entrega, pero espero que con esta continuación pueda dejar finiquitado el asunto. Hoy vamos a examinar un segundo paso en el proceso de clasificación de imágenes que nos va a ayudar mucho a mejorar la eficacia de nuestro flujo de trabajo: el marcado de fotografías.