Distribuciones GNU/Linux
MX Linux 16 Metamorphosis: Debian más fácil todavía
Cuando uno se plantea usar una distribución GNU/Linux donde prime la estabilidad, lo más inmediato en que debe pensar, si se es usuario ya con cierta experiencia, es en Debian. Luego, al menos a mí me ocurre así, surge la eterna duda entre la rama a escoger: estable está muy bien, pero algunos paquetes son del pleistoceno… Y testing también es muy recomendable, pero las actualizaciones de seguridad tardan en llegar… Tal vez Sid, pero la palabra inestable… ¿yo no buscaba justo lo contrario? Al final, uno termina por concluir que «teta y sopa no caben en la boca», o dicho de otro modo, no se puede usar lo nuevo y lo totalmente estable a la vez. Hay que decidirse por una de las dos aproximaciones. O, tal vez, haya gente que ha pensado que la mezcla de ambas podría resultar. Aquí entra en juego la distribución que analizamos hoy.
Antergos KDE 17.1: Plasma con bordes rugosos
Mira que me gusta mantenerme alejado de las clásicas polémicas que inundan, día sí y día también, nuestro mundo linuxero. Pero es que parece que me buscan, las muy pérfidas. Justo hallábame yo revisando un nuevo lanzamiento de Antergos, en esta ocasión con Plasma, por variar un poco de anteriores análisis de la distribución española, cuando saltaba en cierto grupo de Telegram una agria discusión sobre qué es y qué no es Arch Linux. Concretando un poco más, se argumentaba sobre si la decisión, ya antigua, de no dar soporte en los foros de Arch a usuarios de Antergos tenía algún fundamento.
Cómo montar un NAS: El Software
FreeNAS, OpenMediaVault, Rockstor y otras opciones para tu servidor.
El software y hardware, esa sociedad que hace una gran fuerza cuando se combinan equilibradamente. ¿Pero qué está primero en importancia? ¿el software o el hardware? Como siempre, la respuesta es incierta, y lo único seguro es que el resultado será mejor cuanto mejor se lleven las dos partes. Indudablemente será el software quien brinde los servicios a nuestro servidor. Tal vez muchos ya tendrán seleccionado el sistema operativo a utilizar en su futuro NAS. Otros, posiblemente, ya tengan el hardware y quieran sacarle el máximo provecho con el sistema más adecuado. Algunos, simplemente, se comprarán un sistema completo y perfectamente equilibrado de alguna marca especializada, los cuales ya fueron pensados para la perfecta convivencia entre software y hardware.
De hecho, los sistemas operativos que traen marcas como Qnap o Synology son muy intuitivos y fáciles de utilizar. Permiten que el usuario rápidamente se centre en sus actividades y no pierda tiempo configurando dicho hardware y los servicios que implementará. De hecho, existe el proyecto Xpenology, que no es más que el sistema DSM de Synology que fue «engañado» para que permita instalarse en casi cualquier hardware. Por ahora Synology tolera este «hack», aunque las actualizaciones del sistema no se pueden realizar. Además, dados ciertos aspectos legales discutibles de esta práctica y la importancia de la información que vamos a resguardar, recomiendo otras soluciones, de las que hablaré a continuación y en próximos artículos. O si no, ir directamente a comprar un NAS «de marca», dado que el software es un valor agregado que no debe subestimarse.
¿Que aplicaciones utilizo?
En el momento de escribir este artículo se cumplieron diez años desde que comencé a utilizar GNU/Linux de forma continuada. Antes lo utilicé de forma esporádica en diferentes ocasiones pero, o bien le faltaba madurez al sistema en su versión de entorno de escritorio, o bien no caló tanto como para quedarse definitivamente en mi escritorio, quizá por mi falta de madurez.
Hace diez años comencé con Ubuntu como distribución y, actualmente, esta distribución cohabita con Linux Mint. De hecho, las utilizo indistintamente, pues ambas están instaladas en mi equipo en diferentes particiones. En cuanto al entorno de escritorio, uso GNOME o Cinnamon, dependiendo de qué distribución esté utilizando.
Pero, ¿qué aplicaciones utilizo?
KDE neon 5.8: algo más que un Plasma liviano
No es ningún secreto para nadie: KDE y su última implementación, Plasma 5, son mi suite de aplicaciones y escritorio preferidos desde hace bastante tiempo. Me inicié en GNU/Linux con el Gnome 2 que traía Ubuntu Feisty Fawn, pero rápidamente di el salto a ese océano desconocido, lleno de extrañas palabrejas con la letra K en ellas, llamado Kubuntu. Idas y venidas, distros y más distros, hasta acabar atrapado por la magia de Chakra y su único entorno. Por más que he intentado cambiar este hecho en sucesivos ataques de distro hopping no he logrado acomodarme a ningún otro salvo a Cinnamon, aunque echando en falta diversas características casi exclusivas de Plasma. También ocurre a la inversa, esto es, que creo que KDE adolece de algunas cosillas, pero en la balanza pesa más, por mucho, lo positivo que lo negativo.



















