Ya lo sabemos, cuando utilizamos un servicio en Internet que es gratuito significa que el producto somos nosotros. Actualmente hay multitud de servicios en la llamada «nube» que nos ofrecen almacenamiento gratuito desde unos pocos gigabytes hasta decenas de ellos, según nuestras necesidades y las prestaciones del servicio. El problema es que, por norma general, son nubes opacas que suelen estar en otros países, de las que desconocemos sus normas de seguridad y, lo más preocupante, no sabemos qué hacen con nuestros datos.
Para solventar esto existen productos de almacenamiento libres que nos permiten acceder a su código fuente, que cumplen con cierta ética y que, además, nos podemos instalar en nuestros propios sistemas, véase VPS. Uno de ellos es Nextcloud.